«El
reino de Sieteaguas es una de las últimas tierras irlandesas donde aún prospera
la cultura celta. Mientras la familia de Lord Colum, señor de Sieteaguas, se
encuentra envuelta en una lucha con sus enemigos britanos por recuperar unas
islas que guardan un misterioso secreto, el poder oscuro de la dama Oonagh cae
sobre ellos. En el afán de apoderarse de Sieteaguas, la hechicera engaña a Lord
Colum y lanza una terrible maldición a sus hijos: los convierte en cisnes. Es
Sorcha, la hija menor, la única que escapa al nefasto encantamiento. Dándose
cuenta de que se encuentra absolutamente sola, comprende que la única que puede
revelarle el modo de liberar a sus hermanos es Deirdre, la reina de las hadas.
La no desinteresada guía del ser del otro mundo llevará a Sorcha por un
incierto camino de sufrimientos que terminará cambiando para siempre su vida».
Este es el argumento de la novela
que hoy les presentamos: «La
hija del bosque», que
fue publicada en el año 1999, siendo el primer libro de una saga que la autora
neozelandesa, Juliet Marillier (1948), denominó «Sieteaguas».
En un inicio su obra la pensó para una trilogía; sin embargo, debido al éxito
obtenido, la autora continuó escribiendo y el número de libros ya ha aumentado
a seis, aunque los últimos volúmenes no se han traducido al español. Si bien la
saga tiene un hilo conductor, cada uno de los libros es en gran parte
autoconclusivo y cuenta la historia de una generación de la familia de
Sieteaguas. Juliet Marillier actualmente reside en Australia, donde sigue
escribiendo pese al cáncer que se le diagnosticó en 2009 y que la tuvo en tratamiento de radioterapia y quimioterapia.
Esta es una historia cautivante,
con un argumento bien hilado y una rica narrativa. La autora mezcla aquí
ficción histórica, fantasía folklórica, romance y drama familiar en una novela
narrada en primera persona, situada en una época de fuertes luchas religiosas y
por conquista de tierras. Al embarcarse en la lectura de esta novela,
fácilmente uno consigue imaginarse viajando por los insondables bosques
irlandeses, padeciendo junto a la protagonista la caprichosa guía de las hadas
o buscando ganarle al poder oscuro de la magia, sufriendo con ella la
desesperanza cuando todo se ve perdido. Es tal el tesón de Sorcha, la hija del
bosque, en su afán por salvar a sus hermanos, que resulta imposible no
encariñarse con ella y no admirarse de su sacrificio.
La novela ha recibido una serie de premios y logros: fue ganadora de «Le Prix Imaginales» por mejor novela traducida (2010) y del «American Library Association’s Alez Award» (2001), resultando además finalista en «The Aurealis Awards» (1999) y en la «RWA» (Escritores de romance de Australia), como la novela romántica del año 2000.
Para concluir, les dejamos aquí una nota realizada por la misma autora en su libro:
«El marco narrativo de La hija del bosque es un cuento germánico, Los seis cisnes, de la compilación de los hermanos Grimm. Tras los elementos de un cuento clásico (una madrastra malvada, una transformación, un voto de silencio), hay una historia de valor nacido por la pérdida y de vidas transformadas para siempre. Con la imaginería de los cisnes y el remoto escenario boscoso, el relato germánico se asienta fácilmente en el paisaje irlandés y podría incluso deberle algo a la tradición céltica, una influencia notable en los cuentos europeos desde el siglo XIII en adelante. Los hijos de Lir o el relato de Aengus Og y su novia-cisne son mitos irlandeses en los que el niño se vuelve cisne, y el cisne, hermosa doncella en un abrir y cerrar de ojos.
En mi historia he buscado los dilemas humanos que se encuentran en el fondo del relato, pues tales narraciones contienen en su corazón las más espantosas y duras experiencias humanas, lo mejor y lo peor del comportamiento de los hombres. Honor, confianza, valor, amor verdadero. Engaño, traición, cobardía, odio. Nos entretienen, nos horrorizan, nos tranquilizan. Nos hacen reír y nos hacen llorar. Sus verdades innatas percuten una cuerda en nuestro interior más profundo y nos muestran qué útiles son los márgenes entre el mundo tangible y aquello que siempre está presente, pero también es siempre ajeno. Y lo más importante, despiertan en nosotros la maravilla, un reconocimiento de los misteriosos hábitos del ser: la danza espiral del nacimiento, la muerte y el renacimiento».
Esperamos, amigos de Imagótica, que disfruten la lectura de este libro. Si algunos de ustedes ya lo han leído, no olviden comentarnos sus impresiones.
La novela ha recibido una serie de premios y logros: fue ganadora de «Le Prix Imaginales» por mejor novela traducida (2010) y del «American Library Association’s Alez Award» (2001), resultando además finalista en «The Aurealis Awards» (1999) y en la «RWA» (Escritores de romance de Australia), como la novela romántica del año 2000.
Para concluir, les dejamos aquí una nota realizada por la misma autora en su libro:
«El marco narrativo de La hija del bosque es un cuento germánico, Los seis cisnes, de la compilación de los hermanos Grimm. Tras los elementos de un cuento clásico (una madrastra malvada, una transformación, un voto de silencio), hay una historia de valor nacido por la pérdida y de vidas transformadas para siempre. Con la imaginería de los cisnes y el remoto escenario boscoso, el relato germánico se asienta fácilmente en el paisaje irlandés y podría incluso deberle algo a la tradición céltica, una influencia notable en los cuentos europeos desde el siglo XIII en adelante. Los hijos de Lir o el relato de Aengus Og y su novia-cisne son mitos irlandeses en los que el niño se vuelve cisne, y el cisne, hermosa doncella en un abrir y cerrar de ojos.
En mi historia he buscado los dilemas humanos que se encuentran en el fondo del relato, pues tales narraciones contienen en su corazón las más espantosas y duras experiencias humanas, lo mejor y lo peor del comportamiento de los hombres. Honor, confianza, valor, amor verdadero. Engaño, traición, cobardía, odio. Nos entretienen, nos horrorizan, nos tranquilizan. Nos hacen reír y nos hacen llorar. Sus verdades innatas percuten una cuerda en nuestro interior más profundo y nos muestran qué útiles son los márgenes entre el mundo tangible y aquello que siempre está presente, pero también es siempre ajeno. Y lo más importante, despiertan en nosotros la maravilla, un reconocimiento de los misteriosos hábitos del ser: la danza espiral del nacimiento, la muerte y el renacimiento».
Esperamos, amigos de Imagótica, que disfruten la lectura de este libro. Si algunos de ustedes ya lo han leído, no olviden comentarnos sus impresiones.